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Supongo que es mi romanticismo el que me lleva a viajar hasta confines de territorios.

El viaje hasta Ushuaia, debió comenzar cuando imaginé un viaje hasta el extremo de Argentina antes de comenzar la universidad, quería sobrevivir a la Tierra del Fuego, llegar hasta el Fin del Mundo y volver. Sin embargo, nunca más pensé en el viaje hasta que varios años después prometí a una mujer que recorreríamos Argentina en tren, por toda la Patagonia hasta llegar a la estación del Fin del Mundo, no tenía certeza de cómo sería aquel viaje, y nunca se llevó acabo. Así, para mi se convirtió en un mito la Tierra del Fuego, una historia fantástica que mi memoria se vio obligada a olvidar…

Ya en Brasil, en Sao Paulo, sin querer había recorrido la mitad del camino, de repente esa necesidad de aventura revivió entre las cenizas, también como una manera de catalizar las promesas que ya nunca más podría cumplir. A medida que pasaba el tiempo fui encontrando amigos que ofrecían estaciones durante el largo viaje, Buenos Aires, Asunción y Santiago; la ruta cada vez crecía más, las historias extranjeras que llegaban a mi y los imaginarios que volvían a mis recuerdos, fueron como corrientes de aire que alimentaban el fuego. En Paraty, aún en Brasil, conocí una mujer hermosa, de voz encantadora, cuyo rostro tenía pecas que la hacían irresistible cada segundo más que el anterior. Era argentina, proveniente de Córdoba, yo ni sabía ni en qué parte del mapa estaba esa ciudad; y así creyéndome un conquistador, emprendí mi viaje al sur. Creando una ruta que conectaba Sao Paulo, Iguazú, Asunción, Córdoba, Santiago, Ushuaia, Buenos Aires; con fecha de partida el 9 de Julio del 2014.

 

 

 

...PRÓXIMAMENTE...

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